En este día tan especial, día Internacional de la Mujer, desde la Cultura Gnóstica queremos llegar a ustedes con una reflexión acerca de lo que es ser Mujer en estos tiempos.
El VM Samael en una de sus conferencias, nos recuerda aquella civilización poderosa de las Amazonas, en su época de esplendor. Esas mujeres poderosas que ejercían el Sacerdocio, el gobierno, grandes guerreras, destacadas en la ciencia.
Hoy por hoy nos encontramos en una época en donde se lucha por la emancipación de la mujer, sin embargo en nosotras mismas se encuentra el cetro de poder que necesitamos, si queremos cambiar el mundo. Nos dice el VM Samael “la mujer puede transformar el mundo si así lo quiere”.
La Gnosis nos enseña que la mujer tiene derecho a la dignificación y a la transformación y en nuestras manos tenemos también el poder de lograr esa transformación social de la humanidad que tanto anhelamos.
LA MUJER EN LAS ANTIGUAS CIVILIZACIONES
La mujer en su interior es portadora de unos valores natos que puestos en actividad la ubican en ese pedestal en que otrora fuera colocada. Las grandes civilizaciones de todos los tiempos que existieron en los diferentes puntos de nuestro Planeta Tierra, en sus épocas de oro siempre han rendido tributo y veneración al Eterno Femenino. Por ejemplo en la cultura de Anáhuac, se rinde culto a las mujeres que mueren de parto, ya que ser madre es un sacerdocio de la Naturaleza y “una madre merece la entera veneración de todos los seres que pueblan la faz de la Tierra” (VM Samael). Por eso, en esa cultura, una mujer que muere para dar vida es digna de respeto y admiración.
Tan dignificante es la misión que cumple la mujer, que no sólo da vida, sino que alimenta a esa criatura con su propio pecho y le lleva de la mano con profundo amor, en ese aprendizaje forzoso que sí o sí debemos realizar al inicio de nuestra existencia: aprender a alimentarnos, vestirnos, asearnos, caminar, que hay que levantarnos cada vez que nos caemos, peinarnos… En fin, tantos aprendizajes en los que si bien intervienen muchas personas, es la mujer convertida en madre quien acompaña a su criatura en ese tránsito que comienza a realizar sobre el tapete de la existencia.
Así como la mujer es capaz de cumplir esta misión y ayudar a formar grandes seres, también ella es capaz de crearse a ella misma, de transformarse y verdaderamente revolucionarse a través del despertar de su conciencia y eso es posible por el gran poder que tiene y que es único: en su vientre se encierran los grandes misterios de la vida y de la muerte. Los grandes hombres que han existido a lo largo de la historia, han salido del vientre de una mujer. Sólo ella tiene el poder de generar y regenerar a la humanidad a través de su propia transformación individual.
LA MUJER, EL HOGAR Y LA SOCIEDAD
La mujer antiguamente era la educadora de sus hijos en el hogar y por ende la educadora en una sociedad, por eso ocupaba un lugar privilegiado ya que era la encargada de brindar la primer educación, las primeras nociones de cultura a esa criatura que había parido. Hoy por hoy todo eso se ha perdido. Nos encontramos en una sociedad donde todos esos valores espirituales se encuentran en decadencia ya que lamentablemente en estos tiempos se ha desarrollado una vida mecanicista y materialista, sustentada en el máximo rendimiento a costa incluso de la propia salud, y a las mujeres no nos ha quedado otra opción que buscar la manera de desplazar al hombre en diversos ámbitos, pues el varón ultra-moderno (no todos pero sí una gran mayoría) se ha dedicado a humillar, maltratar, insultar, abandonar y violentar a la mujer e incluso en muchas ocasiones ya no es capaz de sostener su propio hogar, motivos más que suficientes por los cuales la mujer a debido salir a la lucha por sus propios derechos.
«En una Raza Progresista, la Mujer es el eje del Hogar, la Sacerdotisa. La base fundamental sobre el cual el Hogar reposaba en los antiguos tiempos, no era el Patriarcado, sino el Matriarcado»
VM Samael.
Entiéndase que el Maestro nos habla de una Edad de Oro, donde hombre y mujer no competían por ocupar un lugar o rango en la sociedad, sino cada quien respetaba el lugar que le correspondía dentro de la Creación y por eso grandes civilizaciones resplandecieron. Vemos estatuas levantadas en honor a la mujer como Cibeles en Grecia, Diana en Roma, Tonatzin en México y Centroamérica, Maha Lakhsmi en el Hinduísmo, Tara en el Budismo, Ishtar en Mesopotamia (sólo para mencionar algunas).
LA MUJER EN LA ACTUALIDAD
En esta época muchas mujeres se ven en la necesidad de trabajar en lugares insalubres, horarios extensos; trabajos donde se le baja su moral, su autoestima. Incluso en estos tiempos post-modernos, muchas veces se ve obligada a ocultar su embarazo o maternidad, por miedo a ser despedida o no ser aceptada en un puesto laboral. Los sueldos no son equitativos. Además debe seguir atendiendo el hogar, sus hijos, pagar el alquiler, las cuentas. El Maestro Samael señala que las mujeres deben gozar de los mismos derechos que los hombres.
La licencia maternal es un derecho; las salas de lactancia deben ser un derecho; deberían haber servicios de cuidado y atención a la primera infancia en las empresas para que las madres puedan trabajar; los hijos y/o hijas de las madres trabajadoras deberían contar con entornos seguros de atención en los espacios de cuidado mientras las mujeres desempeñan sus tareas laborales. Sin embargo, nos hace reflexionar en que es necesario hablar estas cosas porque nos encontramos en un mundo cruel y despiadado donde no hay orden humano, porque la mujer debería estar ubicada en ese lugar privilegiado, ser esa reina en su hogar, la primer educadora de sus hijos, ser Madre y Maestra para que se levante una sociedad sustentada en dos columnas sagradas que son la Sabiduría y el Amor.
Ahora la mujer es necesario que se organice, que haga una profunda Revolución Social permanente mediante su regeneración y el despertar de su conciencia para asumir un nuevo papel en esta época y recuperar el lugar que otrora le correspondiera. De esta forma podrá lograr una verdadera transformación social de la humanidad que sólo será posible a través de un cambio radical y de una Revolución de la Conciencia.